Puedes hacer tus canciones como te venga en gana, por supuesto 🙂 Pero te planteamos un par de argumentos que solemos manejar en el ámbito de la industria musical por si los quieres tener en cuenta 😉 Te proponemos dividir el ecosistema de la música en dos grandes grupos:
1. La música “comercial”. La más habitual, creada y comercializada para responder a una demanda previsible y a unos patrones ya preestablecidos. Es la música que responde a modas o a éxitos masivos. Es la música que mueve más dinero y a un mayor número de profesionales de la industria musical.
2. La música “alternativa”, generalmente creada por autoras/artistas que hacen canciones absolutamente personales, sin preocuparse de lo que puedan pensar sus posibles fans. Este hecho suele derivar en artistas con propuestas atípicas que generalmente aportan “aire fresco a la escena musical” abriendo caminos para nuevos sonidos o nuevos estilos.
Aún así, como es evidente, entre una propuesta y la otra existen infinidad de matices: artistas alternativos que tienen éxito masivo, artistas comerciales que pasan absolutamente desapercibidos, artistas que evolucionan de alternativos a comerciales y viceversa … pero quizá la diferencia entre ambos mundos está en el “objetivo” de las canciones y en el fenómeno que supone “conectar” con tus fans. Tener en mente el “pequeño milagro” que supone la comunicación con la gente que te escucha y que se emociona con tus canciones, cambia completamente el proceso de composición.
